Poco conocidas en Latinoamérica, las novelas de Ricardo Menéndez Salmón ya han sido consagradas en su España natal como fundamentales. Con cuarenta años cumplidos este febrero pasado y once novelas publicadas, Menéndez Salmón se encuentra en un punto de transición donde espera pasar del período de juventud hacia la etapa de maestría. En 2007, el autor ingresó en la editorial Siex Barral y salió del honorable anonimato de las editoriales marginales. Desde entonces viene publicado una novela por año.
Pasó por Buenos Aires para promocionar su última novela, La luz es más antigua que el amor. En el centro de esta ficción está la vida y el suicidio del pintor abstracto por excelencia del Siglo XX, Mark Rothko. Lo rodean tres figuras ficcionales: un pintor toscano del siglo XIV, Adriano de Robertis, que recibe la visita del futuro papa Gregorio XI por haber pintado una blasfemia: una virgen barbuda; Vsévolod Semiasin, pintor ruso que en la sombra del 11 de septiembre del 2001 redacta una carta explicando las razones de su locura; y finalmente un escritor llamado Bocanegra, una especie de doppelgänger (doble fantasmagórico) de Menéndez Salmón.
Durante la charla en un hotel cercano al Cementerio de la Recoleta, el novelista explicó sus fuentes artísticas y lo que desea para su escritura de aquí en adelante: “Si tuviera que resumir cuál es el propósito de mi trabajo, me interesa la idea de obra en lugar de ser recordado como el autor de un determinado libro. Sí me gustaría, de algún modo, pensar en mi obra como una especie de diálogo, de enorme diálogo con una tradición que es de la cual yo provengo, que es una tradición fuerte dentro de la literatura: digamos, la novela rusa, el existencialismo, las novelas centroeuropeas del Siglo XX. También con las deudas del pensamiento de esa época. Y una temática… normalmente mi literatura se nuclea alrededor de dos o tres problemas: el problema del mal; la relación entre la Historia, con mayúscula, y historia con minúscula; y lo que yo llamaría también una investigación histórica sobre la belleza…”
La novela La luz es más antigua que el amor es también el nombre de la novela que Bocanegra está escribiendo dentro de la novela de Menéndez Salmón del mismo nombre. Este espejo ficcional se encuentra en un intríngulis creativo:
Llegado a un callejón sin salida, Bocanegra parece, pues, al borde de la rendición. Es entonces cuando la obra de Mark Rothko acude en su rescate.
Los capítulos dedicados a Rothko plantean, entre otras cosas, al arte como la única y mejor lucha contra la entropía. Le preguntamos a Menéndez Salmón si le envidiaba a los artistas visuales el poder para expresarse sin la palabra. Su respuesta fue contundente: “Si hay una envidia es puramente la envida manual, no la intelectual. Al contrario, yo me siento privilegiado por poder disponer de la palabra.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario