Pisar el mar sin hundirte, ver imágenes que un satélite captó sin que nadie lo supiese, escuchar el silencio, entrar en una cámara anecoica o conocer la historia política de unos dátiles. Todo esto es posible en La Casa Encendida gracias a Inéditos 2011, el certamen anual de comisarios que organiza Obra Social Caja Madrid y que este añocelebra su décimo aniversario. Diez años inéditos, sin duda.
Al entrar en la exposición Alrededor es imposible, del comisario Lorenzo Sandoval (Madrid, 1980), una pantalla con una imagen instantánea de Google Earth en el suelo te recibe. Puede ser mar, montañas o un país. Lo puedes pisar y trasladarte a otro lugar. La magia de la tecnología. Se trata de un trabajo centrado en Google Earth y el concepto demapping, una reflexión sobre el voyeurismo de los satélites y la dependencia hacia nuevas herramientas tecnológicas como Google. Entre las diferentes obras que ha seleccionado Sandoval, y que le han valido un puesto entre los tres ganadores del concurso, se encuentra la pieza de Daniel Jacoby. El artista ha centrado su obra en los puntos ciegos, aquellos que Google Maps no capta porque una nube obstaculiza la visión, y ha realizado un viaje fotográfico por las nubes, documentando el paisaje que esconden. Otra interesante apuesta es la deJon Rafman, que presenta diez capturas realizadas por el satélite de Google. En ellas, se pueden ver desde accidentes de tráfico, hasta un hombre con una pistola que parece que está a punto de asesinar a alguien, pasando por una detención policial o una mujer desnuda en la playa. Voyeurismo en estado puro.
El silencio como fetiche
Pedro Portellano, el comisario de la exposición Después del silencio, presenta un conjunto de piezas que giran en torno a un fetiche: el silencio. Portellano explica que la raíz de la obra conjunta está en una anécdota de John Cage. Este compositor estaba obsesionado con la idea del silencio, y un día consiguió acceder a una cámara anecoica que estaba preparada para absorber todos los sonidos. Cage entró esperando escuchar el silencio. Pero oyó dos sonidos, uno grave y otro agudo. Uno provenía del sistema circulatorio, los latidos. El otro, del sistema nervioso. Así pues, concluyó que en presencia de vida, es imposible el silencio. Portellano recupera esta fascinación por el silencio y presenta piezas como la de Lewis Baltz y la fotografía de una cámara anecoica. La representación visual del silencio, muy lejos de las asociaciones preconcebidas relacionadas con el blanco o el negro. Otra sugerente imagen es la que propone Jeroen Diepermaat en la que el pico de dos pájaros reales disecados son la aguja de un tocadiscos. Tal y como Portellano explica, «los pájaros intentan, paradójicamente, recuperar su propio sonido a través de un aparato tecnológico». Y añade que, «actualmente, necesitamos registrar nuestra vida en soporte tecnológico para no perder nuestra propia vida natural». Toda una representación de la teoría cyborg. Entre las piezas, también destaca la del Colectivo Escoitar que ha capturado sonidos en peligro de extinción, tales como el sonido de un herrero o parajes naturales que están desapareciendo.
Por último, la comisaria Bárbara Rodríguez presenta Seres inanimados, que trata de seguir el recorrido de los objetos para comprender las realidades que los crean y relatar a través de ellos los procesos sociales, políticos y económicos. Por tanto, en esta exposición se pueden encontrar piezas como la del accidentado viaje de un cargamento de dátiles desde Irak hasta Nueva York, deMichael Rakowitz. El artista trata de explicar las relaciones políticas entre Estados Unidos e Irak a través del cargamento de dátiles etiquetados como «Producto de Irak», ya que la primera partida no pudo atravesar la frontera siria. Otra de las obras elegida por Rodríguez es la de Greta Alfaro, que ha recreado el hipotético final de una cena tradicional, seria y elegante. Botellas rotas, vino derramado o copas caídas sugieren escenas de pasión y violencia entre los comensales.
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