Revista Ñ
Un pasatiempo favorito de los usuarios de Internet es compartir su ubicación: servicios como Google Latitude pueden informarle a los amigos cuando uno se encuentra cerca.
Sin embargo, como descubrió hace poco Malte Spitz, político del Partido Verde alemán, ya se nos sigue la pista continuamente, se ofrezca uno de voluntario a ello o no. Las compañías de teléfonos celulares típicamente no divulgan cuánta información reúnen, así que Spitz acudió al tribunal para averiguar qué sabía Deutsche Telekom de su paradero.
Los resultados fueron asombrosos. En un periodo de seis meses, Deutsche Telekom había registrado y grabado sus coordenadas de longitud y latitud más de 35 mil veces. Le siguió la pista a Spitz desde un tren camino a Erlangen hasta esa última noche, cuando estuvo en casa, en Berlín.
Spitz ha dado un singular vistazo (sin precedentes, aseguran los expertos en privacidad) a lo que está siendo recolectado mientras deambulamos por allí con nuestros teléfonos. A diferencia de muchos servicios en línea y sitios de Internet que tienen que enviar "cookies" a la computadora de un usuario para tratar de vincular su tráfico con una persona específica, las compañías de teléfonos celulares simplemente tienen que ponerse cómodas y oprimir "grabar".
"Todos caminamos por ahí con pequeñas etiquetas, y nuestra etiqueta tiene un número telefónico asociado con ella, a quién llamamos y qué hacemos con el teléfono", expresó Sarah E. Williams, experta en información gráfica en la Universidad de Columbia, en Nueva York.
"Ni siquiera sabemos que estamos entregando esos datos." Más o menos cada siete segundos, la compañía telefónica de alguien con un teléfono celular en funcionamiento está identificando la torre más cercana, para enrutar las llamadas de manera más eficiente. Y, por razones de facturación, rastrean de dónde proviene la llamada y cuánto duró.
En Estados Unidos, las compañías de telecomunicaciones no tienen que informar con exactitud qué material recaban, dijo Kevin Bankston, abogado en la fundación Electronic Frontier Foundation, que se especializa en privacidad.
Agregó que, con base en casos llevados a los tribunales, podía decir que almacenan más material y se están volviendo más precisos.
"Los teléfonos se han convertido en una parte necesaria de la vida moderna", expresó, objetando la idea de que "tienes que entregar tu privacidad personal para ser parte del siglo XXI".
En Estados Unidos, hay razones de impartición de justicia y de seguridad para que las compañías de teléfonos celulares sean exhortadas a seguirles el rastro a sus clientes. Tanto el FBI como la Drug Enforcement Administration, dependencia antidrogas estadounidense, han utilizado los registros de teléfonos celulares para identificar sospechosos y hacer arrestos.
Si la información es valiosa para la aplicación de la ley, podría ser lucrativa para los marketineros.
Los principales proveedores estadounidenses de telefonía celular se rehusaron a explicar qué recababan exactamente y para qué lo utilizaban.
Debido a la historia de Alemania, los tribunales ponen un mayor énfasis en la privacidad personal.
Spitz acudió por primera vez al tribunal en 2009 para obtener todo su expediente, pero Deutsche Telekom objetó.
Durante seis meses, dijo, hubo un "juego de ping pong" de cartas de abogados de aquí para allá hasta que, por separado, el Tribunal Constitucional del país decidió que las reglas existentes que gobiernan la retención de datos, más allá de las requeridas para la facturación y la logística, eran ilegales.
Poco tiempo después, los dos bandos llegaron a un acuerdo: "Sólo obtengo la información que está relacionada conmigo, y no recibo toda la información como a quién llamo, quién me envió un SMS, etcétera", comentó Spitz, refiriéndose a los mensajes de texto.
Aún así, 35.831 fragmentos de información le fueron enviados por Deutsche Telekom como un archivo encriptado, para proteger su privacidad durante su transmisión.
Deutsche Telekom, propietaria de T-Mobile, el proveedor de Spitz, escribió en un correo electrónico que almacenaba seis meses de datos, como lo requiere la ley, y que después del fallo del tribunal "cesó inmediatamente" el almacenamiento de datos.
Y un año después de la decisión del tribunal que declara ilegal esta clase de retención de datos, hay un movimiento para tratar de obtener la aprobación de una nueva ley más limitada. Spitz, a los 26 años miembro del comité ejecutivo del Partido Verde, dice que dio a conocer ese material para influir en ese debate.
"Quiero mostrar el mensaje político de que esta clase de retención de datos realmente es gran cosa y que en verdad puedes asomarte a la vida de las personas durante seis meses, ver qué están haciendo y dónde están."
Y el corazón y el cálculo y la brújula, fracasando los tres. No hay quien te acierte. No verte.Gerardo Diego
Poeta Julio Medina Gimenes
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