En las aulas tradicionales, es recurrente la imagen del estudiante distraído que anhela lo que hay fuera, la calle.
Sin embargo, que en las clases de Javier Abarca los alumnos recreen en sus cabezas el espacio urbano no es signo de aburrimiento sino de interés. Precisamente la calle, y su vida, son las protagonistas del curso de Arte Urbano que imparte el reconocido crítico en la Universidad Complutense de Madrid.
25 sesiones de dos horas, como asignatura optativa para los alumnos en el marco de Bellas Artes que se vean atraídos por esta cultura. Una novedad en el programa de estudios para la que el profesor vaticina una rápida extensión a otras universidades.
Abarca precisa: "Esta forma de Arte nace y se adquiere en la calle", no en la facultad.
Lejos de querer convertir a los estudiantes en graffiteros, el objetivo de esta formación es aportarles las capacidades para entender "esa capa de ruido que llena la ciudad". Que los estudiantes, desde fuera, se acerquen al valor de una cultura "densa y profunda", cuyo idioma conocen sólo unos pocos.
No es difícil imaginar el resultado: los chicos "alucinan", afirma. Esta novedosa formación fue una propuesta del centro al profesor, que ya trabajaba impartiendo otra asignatura, dado el interés de su 'background'.
Pionero del arte urbano en Europa desde los años 80, Javier Abarca es considerado uno de los más influyentes en ese campo. Explica con modestia su reconocimiento: "Estuve en el momento adecuado y entonces éramos muy poquitos". El interés, cuenta, se lo buscó "solito", "ves lo que hay en las paredes y lo quieres imitar".
La repercusión de las nuevas tecnologías en el mundo del graffiti
Entre los muchos cambios que han sobrevenido desde que empezó, además del surgimiento de esta novedosa asignatura, está larepercusión de las nuevas tecnologías, protagonistas inevitables de nuestro tiempo.
“Desde las impresoras a Internet, muchos accesorios han servido para hacer copias baratas de las cosas”, añade. En los años 90 las revistas caseras creadas por los propios graffiteros circulaban por todo el mundo, ahora, el principal medio de difusión de estas piezas de Arte son las páginas web con vídeos y fotos.
“La ambición empuja a los artistas a una escena mundial”, pero como explica Abarca, el graffiti ha de verse en directo “para empaparse”. “Las tecnologías muchas veces distorsionan la realidad”. En ellas, no siempre se aprecia el peligro de las localizaciones o se da una dimensión falsa de la cantidad de obras de un artista.
Las clases de Arte urbano buscan centrarse en la esencia misma de este Arte. Enseñar a mirar más allá del resultado gráfico, la pintada, para acercarse al proceso que lleva a ello, la vida del “escritor”.
En definitiva, abrir los ojos a los alumnos para que vean lo que se esconde detrás de la huella que todo graffitero lucha por dejar.
A la pregunta sobre ¿dónde deja más huella, como graffitero o como profesor?, Javier Abarca lo tiene claro: "Ahora dando clases, hace tiempo que no dejo huellas de las otras".
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