A finales de 1961 el Che Guevara tuvo el descaro de mandarle un recado al presidente Kennedy para:
a) Agradecerle los servicios prestados por el intento de invasión norteamericana de Bahía Cochinos, o Playa Girón, en abril de ese mismo año; en su opinión esto había significado "una gran victoria política para el castrismo, una ayuda para consolidarlo y la transformación de un pequeño país agraviado en un igual de EEUU"
b) Pedirle discretamente una tregua entre Estados Unidos y Cuba, o por lo menos un acuerdo de buena vecindad
El Che eligió como servicio de mensajería a Richard Goodwin, un importante asesor tanto de JFK como de su hermano Bobby Kennedy. Tan importante que a los dos les escribió discursos. El 22 de agosto de 1961 les escribió además un memorándum dando cuenta de sudesconcertante encuentro con Guevara, a petición de este, en el marco de la Conferencia de Punta del Este, en Uruguay.
En su vívido memorándum, Goodwin dice que tras la barbaza del Che se ocultan "facciones muy suaves, casi femeninas" y un considerable sentido del humor. Añade que aún dejando constancia de su "devoción por el comunismo" se las arregló para mantener la conversación "limpia de propaganda y autobombo". Asimismo declaró hablar oficialmente en nombre del gobierno cubano y estar en condiciones de cerrar cualquier trato sin necesidad de consultar a nadie más que a Fidel Castro, ya que, según subrayó él mismo, "no tenía necesidad de preocuparse de la opinión pública, como sí tenían que preocuparse los norteamericanos".
A continuación se esmera en dejar claro a su interlocutor que la revolución castrista es irreversible y que Estados Unidos no tiene ninguna posibilidad de alterar su curso como no sea por la vía de la invasión armada, una idea que en Playa Girón ya se ha revelado desastrosa. También recomienda a Washington no hacerse ilusiones con la fantasía de que Fidel es un moderado rodeado de fanáticos, susceptible de ser captado para la causa occidental. El castrismo ha venido para quedarse, advierte, y Cuba ha salido definitivamente de la órbita de EEUU para abrazar la causa de Rusia y del Este.
Otra cosa es que en la práctica eso sea un quebradero de cabeza para las dos partes, para Washington y para La Habana, y que el Che tenga algunas ideas creativas para solucionarlo. Envalentonado por lo de Playa Girón, y alternando zalamerías con amenazas de desestabilización de toda la América Latina, Guevara ofrece al asesor de Kennedy no un pacto explícito pero sí una tregua implícita, una entente cordiale.
¿En qué términos? Pues por ejemplo, a cambio de que Estados Unidos levante o suavice el embargo (el Che admite que la falta de piezas de recambio norteamericanas para las factorías cubanas les empuja a una situación crítica, así como la incapacidad de importar bienes), Cuba ofrece:
a) No devolver los bienes expropiados por la Revolución (dice que eso es imposible) pero quizás indemnizar de algún modo a sus propietarios
b) No establecer alianzas políticas con el bloque soviético
c) Celebrar elecciones democráticas, eso sí, sólo después de que se haya establecido un sistema de partido único
d) Abstenerse de atacar la base norteamericana de Guantánamo
e) Reconsiderar su influencia desestabilizadora en la América Latina
A pesar de la viva impresión causada por el Che en el asesor de Kennedy, ninguna de estas propuestas sirvió para desbloquear la tensa relación entre EEUU y Cuba. Una relación que emerge ahora en todo su esplendor inconfesable. El memorándum del que estamos hablando es sólo la punta del iceberg de un impresionante despliegue de documentos secretosdesclasificados por el gobierno de Estados Unidos a instancias de un hombre:Peter Kornbluh, director del Cuba Documentation Project (como antes del Chile Documentation Project) del National Security Archive, de la Universidad George Washington.
Hablamos de un esfuerzo ímprobo para sacar miles de documentos a al luz. Kornbluh está particularmente orgulloso de haber conseguido ladesclasificación de documentos de la CIA -quizás la organización americana más reluctante a la transparencia- que confirman muchas de las miserias que se sospechaban de la invasión de Cochinos. Cincuenta años después sigue en pie la disputa de si aquello salió tan mal por la incompetencia de la CIA o por errores imperdonables del presidente Kennedy, quien tras autorizar la invasión habría limitado su apoyo aéreo para tratar de disimular la implicación de la Casa Blanca. Los documentos aportados por Kornbluh incluyen una conversación telefónica entre el presidente Kennedy y su hermano Bobconsiderando las posibilidades de que una investigación en el Senado les saque los colores por este asunto.
Lo más impresionante de todo este asunto es que la CIA, la Casa Blanca y demás hayan acabado permitiendo, así sea con un compás de espera de medio siglo, una monumental desclasificación de documentos que, por decirlo amablemente, les dejan muy mal. Los procastristas les tacharán de inmorales por sus intentos de derribar un gobierno extranjero. Los anticastristas les tacharán de inútiles por no conseguirlo. Y es que como vemos en esta historia no se salva nadie, ni el Che.
Moraleja para los españoles, subrayada para ABC por el mismo Peter Kornbluh: "Yo he podido completar esta investigación porque en Estados Unidos tenemos leyes que obligan a la Administración a acabar abriendo sus archivos. ¿Para cuándo una verdadera ley de Transparencia en España? ¿Qué podemos hacer para que se apruebe cuanto antes? No tengo ninguna duda de que los archivos secretos españoles tienen mucho que ofrecer sobre Cuba; estoy ansioso por acceder a ellos"
La respuesta, ¿pasado el 20 de noviembre?
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