De entre los cuatro cielos que cubren la frase de Nieztsche que César Antonio Molina ha elegido como lema para su nuevo libro de poemas ("Sobre todas las cosas está el cielo azar, el cielo inocencia, el cielo casualidad y el cielo arrogancia"), el escritor coruñés y exministro de Cultura ha bajado a la portada azul cielo de su nuevo libro de poemas el más despejado de todos. Cielo azar(Pre-textos) condensa muchos viajes a India, a China y a Oriente Próximo, decantados con una densidad que renuncia a la métrica, a la rima, incluso al verso, para ajustarse a una sola cosa: la palabra.
Poemas muy verticales, a veces de una sola sílaba por verso, que buscan rescatar de la desaparición instantes, imágenes, pensamientos: "cosas intangibles pero que conforman la identidad del ser humano", contaba ayer el director de la futura Casa del Lector en un despacho de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez. "Vivimos en un mundo lleno de retórica, de palabras vacías, de información y de publicidad, y la poesía, que es el género que más esencialmente trabaja la lengua, debe buscar su raíz, que coincide exactamente con el pensamiento. Por eso hay que buscar la palabra exacta".
"Nuestra civilización también está llena de ruinas", dice el escritor
César Antonio Molina ha ido, como casi siempre en sus libros, a buscarla fuera de la ciudad. "En mis libros hay sobre todo naturaleza", dice. Salvo un homenaje al flâneur, que tiene que ver más con el diálogo con Baudelaire que con la experiencia propia, y algún verso suelto, las ciudades apenas se entreven en estos poemas a través de sus ruinas.
"Nuestra civilización, como cualquier otra, está llena de ruinas. Las Torres Gemelas es la manifestación de cómo el tiempo es capaz de arruinar la soberbia del hombre moderno". Molina se declara panteísta: "Creemos en la unidad del ser humano con la naturaleza", explica.
Un espacio liberado
"La política debe volver a ser el gobierno de los mejores"
Licenciado en Derecho, Molina ha ejercido profesionalmente en el periodismo y la política, así que cuando habla contra "el uso industrial del lenguaje, que sirve para comprar y vender, para apabullar", sabe de lo que habla. Respecto de la debacle electoral del Partido Socialista, por el que fue diputado hasta septiembre de 2009, asume que "vivimos una época convulsa"."La política debería volver a ser el gobierno de los mejores", añade.
La poesía crea un espacio liberado, dice, en el que interpreta el silencio y trata de utilizarlo como parte de su reflexión. Un espacio que, "afortunadamente", está también al margen del mercado. "El poeta es, de entre todos los creadores, el que está menos mediatizado. La poesía es quizá el único género que está al margen de la industria de la cultura", dice, felicitándose por ello, el autor de Sobre la inutilidad de la poesía. Un género, por tanto, sin nada que perder.
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