Poeta Julio Medina Gimenes

Poeta Julio Medina Gimenes
s no es para quedarnos en casa que hacemos una casa no es para quedarnos en el amor que amamos y no morimos para morir tenemos sed y paciencias de animal.Juan Gelman

martes, 17 de mayo de 2011

INTERNACIONAL La mujer de Ai Weiwei se reúne con el artista chino en prisión Investigado por supuestos delitos económicos, la última víctima de la represión del régimen de Pekín llevaba desaparecido desde su arresto el 3 de abril

Detenido desde el pasado 3 de abril, Ai Weiwei, el artista más famoso y crítico de China, pudo reunirse ayer por primera vez con su esposa, Lu Qing. Según explicó a la agencia AP la hermana del artista, Gao Ge, la Policía llevó anoche a la mujer de Ai Weiwei a un lugar no identificado donde pudo encontrarse con él, quien al parecer se encuentra bien de salud pese a sufrir hipertensión y diabetes a sus 53 años.
“Los sentaron a ambos lados de una mesa y no se les permitió hablar mucho tiempo, pero todo indica que puede tomar sus medicinas”, relató por teléfono Gao, quien indicó que “ahora tenemos menos ansiedad, pero lo que realmente queremos es que el caso se resuelva lo antes posible y el Gobierno siga el procedimiento adecuado ajustándose a las leyes chinas”.
Ai Weiwei, uno de los asesores del “Nido” olímpico de Pekín, fue detenido hace más de un mes en el aeropuerto de Pekín cuando se disponía a tomar un avión. Desde entonces, ha estado desaparecido pese a que la regulación china solo establece un periodo de incomunicación de doce horas y la Policía debe avisar a la familia al cabo de un día.
Ante las protestas internacionales por este arresto, el régimen chino solo ha indicado que el artista está siendo investigado por presuntos delitos económicos. Pero, con su confinamiento en un lugar secreto y violando su “habeas corpus”, Pekín quiere aprovechar su notoriedad para lanzar un aviso a la disidencia, que en febrero convocó a través de internet protestas inspiradas en las “revueltas de los jazmines” que han sacudido al mundo árabe. Al contrario de lo ocurrido en Túnez, Egipto o Libia, sus llamamientos en China han congregado a más periodistas extranjeros y policías que manifestantes.
No es la primera vez que el orondo y barbudo Ai Weiwei, de 53 años ehijo de un poeta represaliado durante la “Revolución Cultural”, tiene problemas con los jerarcas del Partido Comunista. Desde que empezara a destacar por sus críticas políticas y ácidos comentarios en Twitter, donde tiene más de 70.000 seguidores pese a la censura que bloquea esta red social junto a Facebook y Youtube, las autoridades no han parado de acosarlo. Hasta tal punto que llegó a anunciar su intención de emigrar a Alemania para continuar con su obra.
En diciembre, su estudio de Shanghái fue demolido y en enero se canceló su primera gran exposición en China. En 2009 tuvo que ser operado de urgencia después de que la Policía le golpeara en la cabeza por denunciar el derrumbe masivo de escuelas en el terremoto de Sichuan por la corrupción. Perseguido en su país y admirado en el resto del mundo, su obra más reciente, cien millones de pipas de porcelana, se ha expuesto en la sala de turbinas de la prestigiosa Tate Gallery de Londres.

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