Henning Mankell está acostumbrado a los premios -en 2007 recibió el Pepe Carvalho de novela negra- pero esta vez quienes lo han galardonado han sido los jóvenes lectores del instituto compostelano Rosalía de Castro, que cada año convocan el Premio San Clemente para traer al centro a tres escritores de culto, uno gallego, otro español y un tercero extranjero. En las 16 ediciones que acumula el premio, han pasado por este instituto público autores como Mario Vargas Llosa, Antonio Tabucchi, José Saramago o Haruki Murakami. Al reconocimiento de los jóvenes -que escogen una obra entre varias propuestas- se suman 3.000 euros de premio y una cena con los estudiantes en el Hostal dos Reis Católicos, en plena Praza do Obradoiro.
Este martes por la tarde, Mankell charlaba con periodistas y alumnos sobre su faceta de escritor de novela negra e intelectual comprometido. Se nota que ninguna obra suya le hace sentir más orgullo que el Teatro Avenida de Maputo la compañía teatral que dirige en Mozambique y con la que que ha llevado a escena a Brecht, a Shakespeare o a Lorca, ante un público en su mayor parte analfabeto. Henning Mankell nació en 1948 muy lejos de África, aunque desde hace 25 años pasa largas temporadas en Maputo.
"Fui a África por primera vez en 1971 porque quería ver el mundo desde una perspectiva distinta a la europea. Gracias a eso estoy entendiendo mejor la condición humana", asegura en portugués. Mankell era el único escritor a bordo de la flotilla humanitaria que en 2010 fue atacada por el ejército israelí cuando intentaba romper el bloqueo a Gaza. "Como intelectual tengo una responsabilidad y hago todo lo que puedo", dice ahora, aunque todavía no sabe si participará en la acción de este año. Se confiesa entusiasmado ante los cambios democráticos de los países árabes y llama a vigilar su evolución en los próximos meses. "Cuando me preguntan dónde está el centro de Europa, yo digo que ahora mismo está en Lampedusa. Tenemos un grave problema en el sur de Europa que hay que solucionar".
Las historias de violencia que ha novelado ?cuyos móviles enrevesados acaban destapando una lucha feroz por la dignidad? son inseparables de su faceta de autor comprometido. También El Chino, la obra que le ha valido el reconocimiento de los alumnos gallegos, puede entenderse así. El brutal asesinato de 19 personas en un pueblo casi deshabitado de Suecia acaba comprometiendo la estrategia de una China que se abre al capitalismo y a la conquista de África. La novela nace de la preocupación de Mankell por la toma de posición del gigante asiático en el continente africano. "Tenemos que estar atentos para que China no inicie una nueva posición colonialista en el mundo", advierte el sueco.
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