Revista Ñ.
Cerca de la entrada a "The Deconstructive Impulse" (El impulso deconstructivo) en el Museo de Arte Neuberger de Nueva York, se encuentra la fotografía en blanco y negro "Seduction" de Lynn Hershman del año 1988. En ésta, una mujer posa frente a la cámara recostada en una cama. Lleva puesto un vestido negro corto y zapatos de tacos altos, pero en el lugar de la cabeza, hay un aparato de televisión que encuadra sus ojos enormes cerrados y cargados de rimmel. La fotografía es una de 68 obras de 22 artistas estadounidenses que sostienen la premisa de la muestra, enunciada con audacia en su subtítulo: "Mujeres artistas reconfiguran los signos del poder, 1973-1991".
El deconstructivismo en el arte busca desmontar y re-contextualizar materiales de los medios convencionales para poner al descubierto mensajes potencialmente nocivos. Hasta ahora, la interpretación establecida era que los hombres dirigían el deconstructivismo. Al organizar "El impulso deconstructivo", las curadoras, Helaine Posner y Nancy Princenthal, tuvieron la intención de poner las cosas en su lugar.
"Es la primera muestra que hace una reseña de los aportes de las mujeres al deconstructivismo", dijo Posner, curadora principal del Neuberger, quien describe la muestra como "una exposición revisionista" sobre la base de 25 años de perspectiva.
Temas relacionados con la autoría y la autenticidad, los peligros del estereotipo, y el racismo, el clasicismo y el sexismo en los medios son abordados en grabados, afiches, pinturas, fotos, videos e instalaciones. La muestra, que ocupa tres grandes espacios de sala, está organizada en seis secciones "Experiencia femenina", "Mascarada", "Apropiación", "Medios masivos", "Moda" y "Crítica de las Instituciones Culturales" que ilustran diferentes abordajes del deconstructivismo.
"No sólo nos dimos cuenta de que las mujeres estaban a la vanguardia de este movimiento sino que también muchos de los temas abordados habían surgido del feminismo", dijo Princenthal, que anteriormente fue jefa de edición de Art in America.
En "Experiencia femenina", seis fotos de la serie "Early Color Interiors" de Laurie Simmons, de 1978 y 1979, presentan montajes elaborados de casas de muñecas donde la muñeca ama de casa suburbana lleva a cabo rituales cotidianos.
En "Semiotics of the Kitchen", un video de seis minutos realizado en 1975, Martha Rosler muestra el uso de utensilios de cocina conocidos con un tipo de humor particularmente agresivo. En la sección "Apropiación", los trabajos de Sherrie Levine, usan la fotografía y la pintura para copiar obras de artistas masculinos destacados como Stuart Davis, Kasimir Malevich y Walker Evans. Otras artistas utilizan la apropiación para criticar las industrias de la información y el entretenimiento. En su video "Technology/Transformation: Wonder Woman", realizado en 1979, Dara Birnbaum reorganizó clips de series de televisión para dirigir la atención de los espectadores hacia la descripción sesgada de su superhéroe vestido con un atuendo mínimo. En "Verbs", Sarah Charlesworth reprodujo una primera plana de The New York Times de 1978, pero extrajo todo excepto sus verbos e imágenes. "Al hacer cambios selectivos, dijo Posner, está hablando de cómo podrían los diarios manipular nuestra comprensión de la información". "Estas artistas fueron muy visionarias", dijo Posner.
"Hablamos de la saturación de los medios en los años 80, pero los medios ahora han invadido nuestras vidas de una manera absolutamente generalizada".
Probablemente el comentario más categórico en la muestra se refiera al arte propiamente dicho en tres afiches de Guerrilla Girls, un colectivo de artistas feministas formado en 1985. En uno de éstos, "Do Women Have to be Naked to Get into the Met.
Museum?" (¿Las mujeres tienen que estar desnudas para entrar en el Metropolitan?), un desnudo recostado en una pose clásica sostiene con fuerza un plumero y lleva una máscara de gorila. El texto en el afiche responde a la pregunta del título: "Menos de 3% de los artistas en las secciones de Arte Moderno son mujeres, pero 83% de los desnudos son femeninos". "Las generaciones más jóvenes de artistas mujeres han sido beneficiarias de todo el trabajo realizado previamente", dijo Posner. "El feminismo abrió muchas posibilidades para ellas, de modo que quizá su conciencia de ser mujeres no necesite ser tan central como lo fue varias décadas atrás. El feminismo de verdad cambió al mundo".
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