Poeta Julio Medina Gimenes

Poeta Julio Medina Gimenes
s no es para quedarnos en casa que hacemos una casa no es para quedarnos en el amor que amamos y no morimos para morir tenemos sed y paciencias de animal.Juan Gelman

domingo, 29 de enero de 2012

Henri Bergson-La risa,Ensayo sobre la significación de lo cómico

Henri Bergson - La risa

“He aquí el primer punto sobre el cual he de lla­mar la atención. Fuera de lo que es propiamente hu­mano, no hay nada cómico. Un paisaje podrá ser be­llo, sublime, insignificante o feo, pero nunca ridículo. Si reímos a la vista de un animal, será por haber sorprendido en él una actitud o una expresión humana. Nos reímos de un sombrero, no porque el fieltro o la paja de que se componen motiven por sí mismos nuestra risa, sino por la forma que los hom­bres le dieron, por el capricho humano en que se moldeó. No me explico que un hecho tan importan­te, dentro de su sencillez, no haya fijado más la atención de los filósofos. Muchos han definido al hom­bre como “un animal que ríe”.

Habrían podido definirle también como un ani­mal que hace reír porque si algún otro animal o cualquier cosa inanimada produce la risa, es siem­pre por su semejanza con el hombre, por la marca impresa por el hombre o por el uso hecho por el hombre.

He de indicar ahora, como síntoma no menos no­table, la insensibilidad que de ordinario acompaña a la risa. Dijérase que lo cómico sólo puede producir­se cuando recae en una superficie espiritual lisa y tranquila. Su medio natural es la indiferencia. No hay mayor enemigo de la risa que la emoción. No quiero decir que no podamos reírnos de una persona que, por ejemplo, nos inspire piedad y hasta afecto; pero en este caso será preciso que por unos instantes olvidemos ese afecto y acallemos esa piedad. En una sociedad de inteligencias puras quizá no se llorase, pero probablemente se reiría, al paso que entre almas siempre sensibles, concertadas al unísono, en las que todo acontecimiento produjese una resonancia sentimental, no se conocería ni comprendería la risa. Probad por un momento a interesaros por cuanto se dice y cuanto se hace; obrad mentalmente con los que practican la acción; sentid con los que sienten; dad, en fin, a vuestra simpatía su más amplia expan­sión, y como al conjuro de una varita mágica, veréis que las cosas más frívolas se convierten en graves y que todo se reviste de matices severos. Desimpresio­naos ahora, asistid a la vida como espectador indife­rente, y tendréis muchos dramas trocados en comedia. Basta que cerremos nuestros oídos a los acordes de la música en un salón de baile, para que al punto nos parezcan ridículos los danzarines. ¿Cuántos he­chos humanos resistirían a esta prueba? ¿Cuántas cosas no veríamos pasar de lo grave a lo cómico si las aislásemos de la música del sentimiento que las acompaña? Lo cómico, para producir todo su efecto, exige como una anestesia momentánea del corazón. Se dirige a la inteligencia pura".

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