alienta el lento brillo
de las manos que van
del viaje a la alborada
de las historias antiguas
que pudieses escuchar
de la desnuda presencia
que late del encuentro
y que une sus temblores
a la angustia
tras la ceniza sepulcral
de un hogar compartido
con la esperanza.
La ciudad tiene
oscuros secretos
y nada la alcanza
mas que la sangre
y lo ajen
o como la muerte
y la fiebre
que es joven
de cielos inesperada
y es también manta
a los mendigos
a los que tristes
esperan su hora.
Pregunto querida
¿lograre distinguir
esta perdida?
que arroja inquietudes
de oprimidos
ciegos libros
y valles
tan llenos de amargura
destruida llena de jóvenes
vaga ella en mis pies.
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