“Eran tantos que las empresas empezaron a crear productos para inmigrantes. Con los productos nacieron los medios en los que publicitarlos, pero los argentinos no nos identificábamos con las publicaciones latinas. Entonces creamos una revista para las empresas que querían dirigirse al consumidor argentino”. El que habla es Mario Bidart, un publicista de Buenos Aires que aterrizó en la España boyante de 2002 y cofundó en Madrid Zona25, una publicación para argentinos en España.
El último número de Zona25 salió en abril. En épocas de crisis, las empresas no necesitan demasiadas excusas para retirarse del mercado publicitario. Mucho menos cuando es publicidad en revistas para los inmigrantes, uno de los sectores más castigados por la crisis española. Zona25 se reconvirtió en una publicación en Internet. A Bidart sigue dándole para vivir pero hay otros argentinos a los que la crisis les quitó una de las razones por la que se fueron de la Argentina tras el 2001: mejorar su estabilidad económica.
Según el cónsul general de la Argentina en Madrid, Julián Tettamanti, cada día llegan al consulado unas cuatro familias argentinas con intenciones de regresar. Para toda España, estima que pueden ser doce familias por día. “Las consultas empezaron a crecer desde principios del año pasado, algo que coincide con un aumento de las consultas de españoles que quieren irse a la Argentina. Los argentinos que vinieron en 2001 y no terminaron de asentarse son los que se está yendo. La otra inmigración, la que vino por la dictadura de los años setenta, lleva más de treinta años acá y tiene otro arraigo”.
La psicoanalista Bibiana Degli es una de las que llegaron en los años 70. Hoy preside la asociación argentina más antigua de España, Casa Argentina de Madrid. En su opinión, los argentinos han resistido la crisis mejor que otros inmigrantes, pero no son inmunes: “Primero afectó al colectivo peruano y ecuatoriano, que estaba más en construcción y hostelería, los sectores más afectados. Pero en el último tiempo está afectando también a los argentinos, sobre todo los que vinieron en los últimos años”.
Dentista, psicoanalista y cirujano plástico son las profesiones que se le ocurren a un español cuando piensa en los argentinos de los años setenta. En artes escénicas también tienen lugar destacado, con varios grupos de formación de actores fundados, dirigidos y sostenidos por argentinos, como la escuela de Cristina Rota, Juan Carlos Corazza (que formó a Javier Bardem) y Jorge Eines.
La inmigración argentina del siglo XXI, esa que no tuvo tiempo para echar raíces ni formar un colchón de ahorros con el que capear la crisis, está sobreviviendo “con varios empleos, pasándose trabajos unos a otros, y gracias a las empresas argentinas, como los restaurantes y los importadores, que empiezan a contratar argentinos”, según Degli. La reacción de los españoles a la crisis ha sido, en su opinión, de excesiva prudencia: “El repliegue del consumo es muy superior al porcentaje de gente que quedó sin trabajo. Con un 18% de desempleo, el gasto se redujo en más del 50%. En eso, el pueblo español es más ahorrador que el argentino, el argentino sufrió tantas devaluaciones que es difícil convencerlo para que ahorre”.
La inseguridad y la dificultad para pagar a las droguerías con patacones llevaron a Silvia Guarnieri a cerrar su farmacia en Villa Adelina y aterrizar en Madrid a principios de 2002, donde terminó montando una consultora con su marido: “En 2009 y 2010 aumentamos la facturación pero en 2011 ya empezamos a sentir la crisis. Estamos en un sector privilegiado porque trabajamos en la parte más alta de la pirámide en las organizaciones. Por ahora, la cúpula directiva ha seguido permitiéndose la capacitación pero intuimos que en 2012 va a haber un frenazo fuerte”.
En opinión de Guarnieri, “pasarla mal” en España no es lo mismo que en la Argentina: “Aquí hay una cosa social sostenida en el sentido de que la gente cobra el paro (subsidio por desempleo) algo impensable en la Argentina de 2001. También hay mucha solidaridad entre las familias, porque no todos perdieron sus ingresos. Son cinco millones de parados en España, pero no tiene relación con lo que pasó en la Argentina. Aquí todavía hay sistemas de ayudas que hacen que el tejido social no se rompa tanto”.
Después de décadas de crecimiento, el español en crisis es visto por los argentinos como excesivamente conservador: “Virgencita, virgencita, que me quede como esté”, dice Guarnieri. Por suerte para la actriz y cantante porteña Lucila Laske, no todo el consumo se paralizó. Su último espectáculo de tango, Identidad, todavía le permite vivir en Barcelona junto a su marido español: “En momentos de crisis en los que no se puede hacer casi nada, la gente necesita alimentar el alma y reconfortarse con simples cosas como escuchar música y cosas de calidad”. En cualquier caso, ahora tiene que trabajar más: los lugares donde actúa pagan entre el 50% y el 65% de lo que pagaban antes.
Llegado desde Buenos Aires tras la crisis de 2001, el periodista freelance y editor de la página energias-renovables.com Luis Ini, es otro de los que decidieron quedarse en Madrid: “Ya llevamos como mínimo tres años de crisis y yo no creo que vaya a durar 10 años más. El contexto europeo, aunque por ahora ha sido bastante inútil, tiene que dar tranquilidad. En algún momento va a haber que empezar a generar riqueza. Esta etapa de especulación va a tener un tiempo de vida limitado”.
No sólo los argentinos sueñan con volver. Purificación López nació en Galicia y vivió en Buenos Aires 17 años. En 1976 regresó a España para instalarse en Madrid. Dice que aún extraña. “Mi hija acaba de tener un bebé en España, mi hijo tiene 29 años y todavía está en casa. Todo eso tira para atrás. Si no, sí que volvía”. En los últimos cinco años estuvo tres veces en Buenos Aires. En todos los viajes, volvió cargada de “cosas lindas de plata y cuero”. Dice que cada vez que sus compañeras en el trabajo le dicen 'qué bonito es eso que llevas' es algo que compró en la Argentina.
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