Su arte evolucionó con igual rapidez, de la Pintura Chillona (una variación china del Pop) a las fotos gigantescas montadas en estudios de cine y los videos breves realizados sobre la base de performances. Todas estas obras consideran los cambios recientes en la cultura china la proliferación de locales de McDonald’s, las ciudades superpobladas, incluso la movida del arte desde una postura irónica que no necesita traducción.
En la fotografía "Competition" de 2004, por ejemplo, el artista está parado en una escalera sosteniendo un megáfono frente a una pared con anuncios escritos a mano, lo cual da un sesgo consumista de tendencia occidental a los viejos carteles de la Guardia Roja que adornaban los muros de las ciudades durante la Revolución Cultural. Aunque buena parte de la escritura está en chino, son visibles nombres de marcas como Citibank, Starbucks y Art Basel.
Esa imagen impactante forma parte de una pequeña retrospectiva, "Wang Qingsong: When Worlds Collide", en el Centro Internacional de la Fotografía en Nueva York. No es la primera vez que Wang (cuyo nombre completo se pronuncia Wang Ching-Sahng) está en el Centro; participó en la muestra de 2004 "Between Past and Future: New Photography and Video From China", organizada conjuntamente con la Sociedad Asiática. La exposición actual constituye la mayor presentación de Wang en Estados Unidos hasta el momento, a pesar de que una docena de fotos y tres videos suenan un poco a burla. Cabía esperar más de este artista de mirada penetrante y del Centro de la Fotografía.
El curador Christopher Phillips, que organizó la muestra, relaciona a Wang con fotógrafos y pintores occidentales como Gregory Crewdson y con George Grosz, el pintor satírico de la época de Weimar. Otros occidentales que podrían mencionarse son Andreas Gursky, por sus descripciones híper-detalladas de la globalidad descontrolada, y Thomas Demand, cuyas fotos de entornos construidos meticulosamente con papel y cartón montan ficciones de hechos políticos "reales".
No obstante, resulta poco honesto hablar de montaje fotográfico en este contexto, sin reconocer su historia Realista Socialista. La censura del Gobierno es otro tema que la muestra no aborda justo en momentos en los cuales el mundo del arte asimila la información sobre la destrucción del estudio del artista Ai Weiwei en Shangai el mes pasado. (Pese a tener una actitud menos abierta y manifiesta que Ai, Wang ha sido interrogado por la policía y le han confiscado negativos.) Los primeros trabajos expuestos datan de fines de la década de 1990, cuando Wang acababa de abandonar sus pinturas de Arte Chillón. Son agudamente perspicaces pero no demasiado sutiles: la imagen de un Buda materialista que sujeta con fuerza cigarrillos, cerveza y un celular resulta típica.
El humor es más sofisticado en la interpretación que hace Wang de la pintura en rollo del siglo X "El banquete de noche de Han Xizai", en la que asigna al crítico de arte de Pekín Li Xianting el papel del funcionario libertino de la corte de Han Xizai, y a sí mismo el de espía del emperador. "Cortesanos" ligeros de ropas beben Pepsi y Jack Daniel’s mientras Wang espía detrás de una cortina. Más allá del voyeurismo, se percibe una parábola sobre el destino de los intelectuales en la China contemporánea.
Casi igualmente sustanciosos son los trabajos de 2003-5, "Competition" entre otros, montados elaboradamente en un estudio de cine de Beijing y protagonizados por Wang. Las escenografías son obras de arte en sí mismas, como lo prueban los videos cortos entre bastidores que pueden verse en el centro de la fotografía.
En "Follow Me", Wang está sentado a un escritorio frente a un enorme pizarrón todo escrito en inglés y en chino. Una instalación improvisa a partir de un popular programa de enseñanza de inglés de BBC-Central China Television de los años 80, pero las palabras y expresiones que se enseñan aquí parecen tener que ver más con el boom del arte milenario; figuran "Documenta", "Bienal de Venecia" y "Uli Sigg", el mayor coleccionista contemporáneo chino.
Otros trabajos proponen un comentario irónico sobre el desarrollo acelerado de las ciudades chinas y la difícil situación de los trabajadores migrantes que llegan de zonas rurales para construirlas. En la más reciente de estas imágenes, "Dormitory" (2005), docenas de figuras desnudas habitan pequeños compartimientos dentro de lo que es esencialmente una litera gigantesca construida por Wang. Curiosamente, algunas de ellas parecen estar ocupadas por modelos de artistas (nótese la figura sentada tomada del "Ingres Violin" de Man Ray, una de las numerosas referencias al arte occidental en las fotos de Wang).
Del mismo modo que pasó de la pintura a la fotografía, Wang últimamente se ha volcado al video, haciendo trabajos breves que, en un lenguaje familiar estilo YouTube, comprimen situaciones prolongadas o difíciles en apenas un par de minutos. Algunos toman los temas urbanos que aparecen en las fotografías; para "Skyscraper" Wang contrató a obreros de la construcción que erigieron un andamio dorado de 35 metros en las afueras de Beijing. Otros, en cambio, se orientan más a la performance. En "Iron Man", por ejemplo, el artista recibe de unos puños fantasmales una paliza hasta sangrar. El título de la obra, en chino, describe las cualidades positivas de la ambición y la resistencia. Es probable, no obstante, que los occidentales perciban la violencia como una oscura meditación acerca de los abusos en materia de derechos humanos pese a la amplia sonrisa de Wang al final del video, o sus vagos comentarios en la etiqueta pegada sobre la pared. "Todos somos golpeados de una u otra forma en la vida", dice, "tal vez no literalmente sino en forma figurada".
La violencia también domina "123456 Chops", donde el hermano menor de Wang corta con un hacha el cuerpo de una cabra en minúsculos pedazos sobre una plataforma de madera. Es una versión espectacularmente macabra de la Antiforma.
Si tomamos los videos como referencia, Wang está pasando de las críticas contra el materialismo a temas más subversivos y de la escenografía estilo Hollywood a acciones austeras y con el cuerpo como pieza central.
En la fotografía "Competition" de 2004, por ejemplo, el artista está parado en una escalera sosteniendo un megáfono frente a una pared con anuncios escritos a mano, lo cual da un sesgo consumista de tendencia occidental a los viejos carteles de la Guardia Roja que adornaban los muros de las ciudades durante la Revolución Cultural. Aunque buena parte de la escritura está en chino, son visibles nombres de marcas como Citibank, Starbucks y Art Basel.
Esa imagen impactante forma parte de una pequeña retrospectiva, "Wang Qingsong: When Worlds Collide", en el Centro Internacional de la Fotografía en Nueva York. No es la primera vez que Wang (cuyo nombre completo se pronuncia Wang Ching-Sahng) está en el Centro; participó en la muestra de 2004 "Between Past and Future: New Photography and Video From China", organizada conjuntamente con la Sociedad Asiática. La exposición actual constituye la mayor presentación de Wang en Estados Unidos hasta el momento, a pesar de que una docena de fotos y tres videos suenan un poco a burla. Cabía esperar más de este artista de mirada penetrante y del Centro de la Fotografía.
El curador Christopher Phillips, que organizó la muestra, relaciona a Wang con fotógrafos y pintores occidentales como Gregory Crewdson y con George Grosz, el pintor satírico de la época de Weimar. Otros occidentales que podrían mencionarse son Andreas Gursky, por sus descripciones híper-detalladas de la globalidad descontrolada, y Thomas Demand, cuyas fotos de entornos construidos meticulosamente con papel y cartón montan ficciones de hechos políticos "reales".
No obstante, resulta poco honesto hablar de montaje fotográfico en este contexto, sin reconocer su historia Realista Socialista. La censura del Gobierno es otro tema que la muestra no aborda justo en momentos en los cuales el mundo del arte asimila la información sobre la destrucción del estudio del artista Ai Weiwei en Shangai el mes pasado. (Pese a tener una actitud menos abierta y manifiesta que Ai, Wang ha sido interrogado por la policía y le han confiscado negativos.) Los primeros trabajos expuestos datan de fines de la década de 1990, cuando Wang acababa de abandonar sus pinturas de Arte Chillón. Son agudamente perspicaces pero no demasiado sutiles: la imagen de un Buda materialista que sujeta con fuerza cigarrillos, cerveza y un celular resulta típica.
El humor es más sofisticado en la interpretación que hace Wang de la pintura en rollo del siglo X "El banquete de noche de Han Xizai", en la que asigna al crítico de arte de Pekín Li Xianting el papel del funcionario libertino de la corte de Han Xizai, y a sí mismo el de espía del emperador. "Cortesanos" ligeros de ropas beben Pepsi y Jack Daniel’s mientras Wang espía detrás de una cortina. Más allá del voyeurismo, se percibe una parábola sobre el destino de los intelectuales en la China contemporánea.
Casi igualmente sustanciosos son los trabajos de 2003-5, "Competition" entre otros, montados elaboradamente en un estudio de cine de Beijing y protagonizados por Wang. Las escenografías son obras de arte en sí mismas, como lo prueban los videos cortos entre bastidores que pueden verse en el centro de la fotografía.
En "Follow Me", Wang está sentado a un escritorio frente a un enorme pizarrón todo escrito en inglés y en chino. Una instalación improvisa a partir de un popular programa de enseñanza de inglés de BBC-Central China Television de los años 80, pero las palabras y expresiones que se enseñan aquí parecen tener que ver más con el boom del arte milenario; figuran "Documenta", "Bienal de Venecia" y "Uli Sigg", el mayor coleccionista contemporáneo chino.
Otros trabajos proponen un comentario irónico sobre el desarrollo acelerado de las ciudades chinas y la difícil situación de los trabajadores migrantes que llegan de zonas rurales para construirlas. En la más reciente de estas imágenes, "Dormitory" (2005), docenas de figuras desnudas habitan pequeños compartimientos dentro de lo que es esencialmente una litera gigantesca construida por Wang. Curiosamente, algunas de ellas parecen estar ocupadas por modelos de artistas (nótese la figura sentada tomada del "Ingres Violin" de Man Ray, una de las numerosas referencias al arte occidental en las fotos de Wang).
Del mismo modo que pasó de la pintura a la fotografía, Wang últimamente se ha volcado al video, haciendo trabajos breves que, en un lenguaje familiar estilo YouTube, comprimen situaciones prolongadas o difíciles en apenas un par de minutos. Algunos toman los temas urbanos que aparecen en las fotografías; para "Skyscraper" Wang contrató a obreros de la construcción que erigieron un andamio dorado de 35 metros en las afueras de Beijing. Otros, en cambio, se orientan más a la performance. En "Iron Man", por ejemplo, el artista recibe de unos puños fantasmales una paliza hasta sangrar. El título de la obra, en chino, describe las cualidades positivas de la ambición y la resistencia. Es probable, no obstante, que los occidentales perciban la violencia como una oscura meditación acerca de los abusos en materia de derechos humanos pese a la amplia sonrisa de Wang al final del video, o sus vagos comentarios en la etiqueta pegada sobre la pared. "Todos somos golpeados de una u otra forma en la vida", dice, "tal vez no literalmente sino en forma figurada".
La violencia también domina "123456 Chops", donde el hermano menor de Wang corta con un hacha el cuerpo de una cabra en minúsculos pedazos sobre una plataforma de madera. Es una versión espectacularmente macabra de la Antiforma.
Si tomamos los videos como referencia, Wang está pasando de las críticas contra el materialismo a temas más subversivos y de la escenografía estilo Hollywood a acciones austeras y con el cuerpo como pieza central.
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