Poeta Julio Medina Gimenes

Poeta Julio Medina Gimenes
s no es para quedarnos en casa que hacemos una casa no es para quedarnos en el amor que amamos y no morimos para morir tenemos sed y paciencias de animal.Juan Gelman

domingo, 28 de agosto de 2011

El cruzado trágico


Lo primero que hay que decir acerca de este libro es que el título es correcto. He mirado en Google Maps y, efectivamente, Chueca no está en Teherán. El autor parte, pues, de una premisa cierta. Sobre la veracidad del resto siento no poder decir lo mismo; en parte porque he leído poco y en parte porque lo que he leído abunda en el error, tan frecuente, de reducir los horrores del integrismo sólo al de origen islamista. La matanza de Utoya, perpetrada por un fundamentalista cristiano, es buena prueba de que, para nuestro mal, ninguna religión se haya libre del peligro de ser fanáticamente interpretada.
La obra se define como un alegato contra la multiculturalidad –aquí denominada “patraña suicida”– entendida, en exclusividad, como la imposible coexistencia con los musulmanes. Es también una severa advertencia sobre su peligro como “auténtico caballo de Troya de la islamización de las sociedades occidentales y, concretamente, de España”. Como reclamo para su venta se añade: “Un libro que no gustará nada a José Luis Rodríguez Zapatero […] ni a quienes crean en la alianza de civilizaciones”. Es posible que, en su modestia, el autor no haya contemplado la posibilidad de que aquellos a los que no guste el libro conformen un espectro más amplio. Y ello pese a la presencia en el índice de títulos tan divertidos como “En Teherán nunca hay Día del Orgullo Gay” o ese otro que, mal que le pese a De Diego, suena a estribillo de pasodoble multicultural: “Qué bonito es ser musulmana en Pozuelo de Alarcón”.
Gays, musulmanes y mascotas
La eterna referencia a los gays como elemento clave de sus argumentos se explica en este párrafo: “Los homosexuales y los islamistas […] constituyen dos grupos de mascotas de los ungidos socialistas españoles. […] La posibilidad de que homosexuales e integristas convivan, como pretenden los socialistas y los progres, es totalmente imposible”. Bueno, a decir verdad, cualquier convivencia con el integrismo, sea del tipo que sea, resulta difícil. En el caso del de origen islamista, da igual que seas homosexual o dueño de una jamonería. Si resultas ser ambas cosas, yo te aconsejaría contratar a un dependiente hetero y ponerle un burka a los jamones.

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